VÍDEO

16 de julio de 2011

COPLAS POR LA MUERTE DE SU PADRE



Recuerde el alma dormida,         
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte              5
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,             10
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

  Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,                           15
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar             20
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.

  Nuestras vidas son los ríos        25
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;                          30
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos          35
y los ricos.

Invocación:

  Dejo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
no curo de sus ficciones,            40
que traen yerbas secretas
sus sabores;
A aquél sólo me encomiendo,
aquél sólo invoco yo
de verdad,                           45
que en este mundo viviendo
el mundo no conoció
su deidad.

  Este mundo es el camino
para el otro, que es morada          50
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,             55
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.                         60

  Este mundo bueno fue
si bien usáramos de él
como debemos,
porque, según nuestra fe,
es para ganar aquél                  65
que atendemos.
Aun aquel hijo de Dios,
para subirnos al cielo
descendió
a nacer acá entre nos,               70
y a vivir en este suelo
do murió.

  Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,                          75
que en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdamos:
de ellas deshace la edad,
de ellas casos desastrados           80
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.

  Decidme: la hermosura,             85
la gentil frescura y tez
de la cara,
el color y la blancura,
cuando viene la vejez,
¿cuál se para?                       90
Las mañas y ligereza
y la fuerza corporal
de juventud,
todo se torna graveza
cuando llega al arrabal              95
de senectud.

  Pues la sangre de los godos,
y el linaje y la nobleza
tan crecida,
¡por cuántas vías y modos            100
se pierde su gran alteza            
en esta vida!
Unos, por poco valer,
¡por cuán bajos y abatidos
que los tienen!                      105
otros que, por no tener,             
con oficios no debidos
se mantienen.

  Los estados y riqueza
que nos dejan a deshora,             110
¿quién lo duda?                 
no les pidamos firmeza,
pues son de una señora
que se muda.
Que bienes son de Fortuna            115
que revuelven con su rueda          
presurosa,
la cual no puede ser una
ni estar estable ni queda
en una cosa.                         120

  Pero digo que acompañen             
y lleguen hasta la huesa
con su dueño:
por eso nos engañen,
pues se va la vida apriesa           125
como sueño;                     
y los deleites de acá
son, en que nos deleitamos,
temporales,
y los tormentos de allá,             130
que por ellos esperamos,             
eternales.

  Los placeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos,                         135
no son sino corredores,             
y la muerte, la celada
en que caemos.
No mirando nuestro daño,
corremos a rienda suelta             140
sin parar;                      
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.

  Si fuese en nuestro poder          145
hacer la cara hermosa               
corporal,
como podemos hacer
el alma tan glorïosa,
angelical,                           150
¡qué diligencia tan viva            
tuviéramos toda hora,
y tan presta,
en componer la cativa,
dejándonos la señora                 155
descompuesta!                   

  Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas,
por casos tristes, llorosos,         160
fueron sus buenas venturas          
trastornadas;
así que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados,                          165
así los trata la muerte             
como a los pobres pastores
de ganados.

  Dejemos a los troyanos,
que sus males no los vimos           170
ni sus glorias;
dejemos a los romanos,
aunque oímos y leímos
sus historias.
No curemos de saber                  175
lo de aquel siglo pasado
qué fue de ello;
vengamos a lo de ayer,
que también es olvidado
como aquello.                        180

  ¿Qué se hizo el rey don Juan?
Los infantes de Aragón
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué fue de tanta invención           185
como trajeron?
Las justas y los torneos,
paramentos, bordaduras
y cimeras,
¿fueron sino devaneos?               190
¿qué fueron sino verduras
de las eras?

  ¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados, sus vestidos,
sus olores?                          195
¿Qué se hicieron las llamas         
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas                200
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
aquellas ropas chapadas
que traían?

  Pues el otro, su heredero,         205
don Enrique, ¡qué poderes
alcanzaba!
¡Cuán blando, cuán halaguero
el mundo con sus placeres
se le daba!                          210
Mas verás cuán enemigo,
cuán contrario, cuán cruel
se le mostró;
habiéndole sido amigo,
¡cuán poco duró con él               215
lo que le dio!

  Las dádivas desmedidas,
los edificios reales
llenos de oro,
las vajillas tan febridas,           220
los enriques y reales
del tesoro;
los jaeces, los caballos
de sus gentes y atavíos
tan sobrados,                        225
¿dónde iremos a buscallos?
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?

  Pues su hermano el inocente,
que en su vida sucesor               230
se llamó,
¡qué corte tan excelente
tuvo y cuánto gran señor
le siguió!
Mas, como fuese mortal,              235
metióle la muerte luego
en su fragua.
¡Oh, juïcio divinal,
cuando más ardía el fuego,
echaste agua!                        240

  Pues aquel gran Condestable,
maestre que conocimos
tan privado,
no cumple que de él se hable,       
sino sólo que lo vimos               245
degollado.
Sus infinitos tesoros,
sus villas y sus lugares,
su mandar,
¿qué le fueron sino lloros?          250
¿Qué fueron sino pesares
al dejar?

  Y los otros dos hermanos,
maestres tan prosperados
como reyes,                          255
que a los grandes y medianos
trajeron tan sojuzgados
a sus leyes;
aquella prosperidad
que tan alta fue subida              260
y ensalzada,
¿qué fue sino claridad
que cuando más encendida
fue amatada?

  Tantos duques excelentes,          265
tantos marqueses y condes
y varones
como vimos tan potentes,
di, muerte, ¿dó los escondes
y traspones?                         270
Y las sus claras hazañas
que hicieron en las guerras
y en las paces,
cuando tú, cruda, te ensañas,
con tu fuerza las atierras           275
y deshaces.

  Las huestes innumerables,
los pendones, estandartes
y banderas,
los castillos impugnables,           280
los muros y baluartes
y barreras,
la cava honda, chapada,
o cualquier otro reparo,
¿qué aprovecha?                      285
que si tú vienes airada,
todo lo pasas de claro
con tu flecha.

  Aquél de buenos abrigo,
amado por virtuoso                   290
de la gente,
el maestre don Rodrigo
Manrique, tanto famoso
y tan valiente;
sus hechos grandes y claros          295
no cumple que los alabe,
pues los vieron,  
ni los quiero hacer caros
pues que el mundo todo sabe
cuáles fueron.                       300

  Amigo de sus amigos,
¡qué señor para criados
y parientes!
¡Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforzados           305
y valientes!
¡Qué seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Cuán benigno a los sujetos!         310
¡A los bravos y dañosos,
qué león!

  En ventura Octaviano;
Julio César en vencer
y batallar;                          315
en la virtud, Africano;
Aníbal en el saber
y trabajar;
en la bondad, un Trajano;
Tito en liberalidad                  320
con alegría;
en su brazo, Aureliano;
Marco Tulio en la verdad
que prometía.

  Antonio Pío en clemencia;          325
Marco Aurelio en igualdad
del semblante;
Adriano en elocuencia;
Teodosio en humanidad
y buen talante;                      330
Aurelio Alejandro fue
en disciplina y rigor
de la guerra;
un Constantino en la fe,
Camilo en el gran amor               335
de su tierra.

  No dejó grandes tesoros,
ni alcanzó muchas riquezas
ni vajillas;
mas hizo guerra a los moros,         340
ganando sus fortalezas
y sus villas;
y en las lides que venció,
muchos moros y caballos
se perdieron;                        345
y en este oficio ganó
las rentas y los vasallos
que le dieron.

  Pues por su honra y estado,
en otros tiempos pasados,            350
¿cómo se hubo?
Quedando desamparado,
con hermanos y criados
se sostuvo.
Después que hechos famosos           355
hizo en esta misma guerra
que hacía,
hizo tratos tan honrosos
que le dieron aún más tierra
que tenía.                           360

  Estas sus viejas historias
que con su brazo pintó
en juventud,
con otras nuevas victorias
ahora las renovó                     365
en senectud.
Por su grande habilidad,
por méritos y ancianía
bien gastada,
alcanzó la dignidad                  370
de la gran Caballería
de la Espada.

  Y sus villas y sus tierras
ocupadas de tiranos
las halló;                           375
mas por cercos y por guerras
y por fuerza de sus manos
las cobró.
Pues nuestro rey natural,
si de las obras que obró             380
fue servido,
dígalo el de Portugal
y en Castilla quien siguió
su partido.
                                
  Después de puesta la vida          385
tantas veces por su ley
al tablero;
después de tan bien servida
la corona de su rey
verdadero:                           390
después de tanta hazaña
a que no puede bastar
cuenta cierta,
en la su villa de Ocaña
vino la muerte a llamar              395
a su puerta,

  diciendo: «Buen caballero,
dejad el mundo engañoso
y su halago;
vuestro corazón de acero,            400
muestre su esfuerzo famoso
en este trago;
y pues de vida y salud
hicisteis tan poca cuenta
por la fama,                         405
esfuércese la virtud
para sufrir esta afrenta
que os llama.

  No se os haga tan amarga
la batalla temerosa                  410
que esperáis,
pues otra vida más larga
de la fama glorïosa
acá dejáis,
(aunque esta vida de honor           415
tampoco no es eternal
ni verdadera);
mas, con todo, es muy mejor
que la otra temporal
perecedera.                          420

  El vivir que es perdurable
no se gana con estados
mundanales,
ni con vida deleitable
en que moran los pecados             425
infernales;
mas los buenos religiosos
gánanlo con oraciones
y con lloros;
los caballeros famosos,              430
con trabajos y aflicciones
contra moros.

  Y pues vos, claro varón,
tanta sangre derramasteis
de paganos,                          435
esperad el galardón
que en este mundo ganasteis
por las manos;
y con esta confianza
y con la fe tan entera               440
que tenéis,
partid con buena esperanza,
que esta otra vida tercera
ganaréis.»

  «No tengamos tiempo ya             445
en esta vida mezquina
por tal modo,
que mi voluntad está
conforme con la divina
para todo;                           450
y consiento en mi morir
con voluntad placentera,
clara y pura,
que querer hombre vivir
cuando Dios quiere que muera         455
es locura.

Oración:

  Tú, que por nuestra maldad,
tomaste forma servil
y bajo nombre;
tú, que a tu divinidad               460
juntaste cosa tan vil
como es el hombre;
tú, que tan grandes tormentos
sufriste sin resistencia
en tu persona,                       465
no por mis merecimientos,
mas por tu sola clemencia
me perdona.»

Fin:

  Así, con tal entender,
todos sentidos humanos               470
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos y hermanos
y criados,
dio el alma a quien se la dio        475
(en cual la dio en el cielo
en su gloria),
que aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria.                          480






JORGE MANRIQUE
(1440-1479)

1 de marzo de 2011

POESÍAS CLÁSICAS DE GARCILASO DE LA VEGA

COPLA VIII


Nadi puede ser dichoso,
señora, ni desdichado,
sino que os haya mirado.

Porque la gloria de veros
en ese punto se quita
que se piensa en mereceros.

Así que, sin conoceros,
nadi puede ser dichoso,
señora, ni desdichado,
sino que os haya mirado.

14 de diciembre de 2010

CÉSAR HILDEBRANDT: “VARGAS LLOSA COMO VOCERO DE LOS QUE CORTAN EL JAMÓN”

A continuación reproducimos un artículo de César Hildebrandt a cerca de lo que él considera es el rol que cumple (en lo político) el flamante Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, publicado en el semanario Hildebrandt en sus trece, Nº 34.

MATICES

Me temía. Sabía -no me pregunten por qué- que Mario Vargas Llosa, con el soñado Nobel ya en la mano, iba a convertirse en el magno portavoz de quienes cortan el jamón. Es decir, que sin las prudencias que mantenía para no enemistarse con los jurados progres de la Academia Sueca. Vargas Llosa se despojaría de remilgos y de coquetas máscaras y aparecería, por fin, como lo que es: uno de los más talentosos escribidores del sistema mun­dial de dominación.

Y allí está su discurso en Estocolmo: una pieza que la Rand Corporation hubiese aprobada, Ronald Reagan aplau­dido y Benjamín Netanyahu celebrado hasta el delirio.

Vargas Llosa ha condenado al terrorismo, pero sólo a una de sus versiones: la islámica, esa respuesta salvaje y repudiable a tantos años de abuso y dominación. Ni una sola mención al terrorismo de Estado: ni al de los Estados Unidos –extendido de modo planetario como una metástasis de la estupidez– ni al de su filial israelí, concentrado en una diminuta franja a la que le llueven, cada vez que el gobierno de Tel Aviv lo considera nece­sario, balas de uranio empobrecido, bombas de racimo, fósforo ardiente.

Vargas Llosa lo ha dicho con todas sus letras: “Defen­damos la democracia liberal”. ¡Qué franqueza y qué va­cuidad de frase!

O sea que el escritor que ha pregonado siempre que la literatura enmienda a la realidad, postula, al mismo tiempo, desde su flamante Olimpo. la resignación ante lo que considera insuperable: LA DEMOCRACIA LIBERAL (las mayúsculas son mías, pero interpretan el énfasis vargasllosiano)


Porque, dejémonos de monsergas: ¿Qué es la democracia liberal? ¿La de Estados Unidos, donde si quieres mejorar la salud pública dándosela a quienes no están cubiertos tienes que enfren­tar a un ejército de analfabetos cívicos encabezados por Sarah Palin, ejército que, al final, paraliza o esteriliza tus proyectos? ¿O la de Chile, que nació en el mar de san­gre de Pinochet y continúa hoy con un enorme grado de desigualdad y con el desconocimiento de los derechos mapuches? ¿O la del Perú, parida en el golpe de Estado de Fujimori y ahondada hoy por un farsante, con quien Vargas Llosa se ha amistado, que dice que la plata viene sola cuando la verdad es que viene acompañada de una licitación, una ley a domicilio, o una gran concesión frau­dulenta, y que añade que si Humala gana las elecciones él promoverá un golpe de Estado? ¿Esa es la democracia liberal por la que debemos, como caballeros andantes, luchar hasta morir?

¿La democracia liberal es la del cómico Menem o la del trágico Lobo? ¿La de Sarkozy –ese Petain sin bata­llas–, o la de Berlusconi, ese Casanova sin gracia? ¿O la de Rodríguez Zapatero, ese señor que acepta que los esta­dounidenses usen las pistas de aterrizaje de España para sus vuelos con carga humana clandestina? Vargas Llosa callaría si alguien le pidiera precisiones. Pero no calla lo que su astucia y su vanidad le dictan -astucia para congraciarse con los grandes mercados y vanidad para erigirse en voz de una muy supuesta conciencia mundial–. Por eso usa groseramente el podio del Nobel para condenar la dictadura de Cuba y los “populismos payasos” que se le parecen. Y menciona a Venezuela, Nicaragua y Bolivia. ¿Cómo se puede caer tan bajo en la ceremonia de lectura oficial de un discurso por el premio Nobel? ¿Qué derecho puede esgrimirse para ese vertido de insultos? ¿Y si hay po­pulismos payasos no habrá también corretaje de nove­listas?

Una cosa es segu­ra: esas frases de callejón también las habrían fir­mado Condoleeza Rice y la Fox News.

Y luego, ironizando respecto del nacionalismo, otro asunto que le inflama la vejiga, Vargas Llosa habla de “los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos”. No es la única frase huachafamente esdrújula de ese texto leído en Suecia.

Fueron muchas, la verdad. Aquí va otra: “las noches estrelladas de esa tierra caliente”. Y aquí otra, en alusión a la dramaturgia: “Otra de sus formas excelsas (de la literatura)”. En fin, dio la impresión de que Vargas Llosa había escrito ese discurso pensando, casi como un escolar, en frases sonoras mucho más que en ideas nutritivas.

Lo que creo que pasó es que Vargas Llosa no enten­dió que no lo estaban premiando por su militancia de libertario falaz y pistón ideológico del viejo Occidente. Ni entendió que el galardón no se lo estaban dando al feroz defensor de lo establecido. Ni se enteró de que los discursos del Nobel suelen tener moderación, elegancia y un cierto ecumenismo.

A Vargas Llosa se le salió el cursi arequipeño­limeñísimo que lleva adentro. Y no hablo del llanto que interrumpió su discurso –llanto legítimo, comprensible y hasta conmovedor–. Hablo de su impertinencia para pontificar, en un escena­rio inadecuado y desde ese sectarismo conservador que hace años lo esclaviza, repitiendo los lugares comunes del Tea Party y haciéndose eco de las sobras de Francis Fukuyama. Hablo de la pena de haber desperdiciado una gran oportunidad para que el escritor que admiramos nos dijera qué piensa del porvenir del libro, de la literatu­ra industrial, del angosto terreno que le ha quedado a la poesía, del éxito como enemigo moderno de la calidad y la locura creadora, de la mafia de las editoras.

Hace muchos años, como creo haber dicho, fui un lector febril de Vargas Llosa. Ahora que estoy leyendo El sueño del celta compruebo que esa antigua admira­ción ha muerto. No me gusta en qué escritor se ha con­vertido Vargas Llosa: lineal como un durmiente, cuerdo como una cena de negocios, eficaz como una mano de pintura. Tampoco me gusta qué personaje ha llegado a serVargas Llosa: tan narcisista que le cuenta a la Acade­mia cómo cambió el pantalón corto por el largo, cómo empezó a declararse a las chicas y cuánto odia la plaga del nacionalismo (aunque vive en una Europa que prac­tica la xenofobia, una suerte de nacionalismo masivo y federado).

¿Dónde quedó el escritor del desacato que alguna vez habló en la entrega del premio Rómulo Gallegos? ¿Dón­de el intelectual que luchó por la libertad de Heberto Pa­dilla –el gran poeta que el estalinista Fidel Castro mandó encarcelar– pero que no era ni quería ser un funcionario intelectual de los usurpadores de Guantánamo? ¿Dónde está el Vargas Llosa que quisimos tanto? Nadie lo sabe. Ni él mismo.

Lo que sí sé, conociendo algunos aspectos de la pareja, es que el Vargas Llosa reaccionario hasta la hipérbole que habló en Estocolmo es el Var­gas Llosa que durante años, a punta de paciencia, truenos y dulzuras, moldeó para sí Patricia Llosa de Var­gas Llosa. Por ratos tuve la idea insensata de que el Nobel se lo debieron dar a ella.

Aquí en Lima, por supuesto, la corte de aduladores im­pávidos del escritor se deshizo en elogios. Lima, como se sabe, es una ciudad virreinal.
_____________

20 de noviembre de 2010

CÉSAR HILDEDRANDT ENTREVISTADO: “SOY UN NEURÓTICO MILITANTE”


Reproducimos aquí una importante entrevista al más controvertido y reconocido periodista peruano César Hildebrnadt, publicado en "MuladarNews". En ella aborda los vericuetos de política actual en el Perú, sus desencuentros en la televisión e inclusive narra algunos pasajes de su vida personal, de su hermana Martha y de su padre.
    
Lleva dentro de sí el germen de su destino. De adolescente imaginaba su vida escribiendo en un garaje, rodeado de gatos y puchos de cigarrillos. A los 62 años. César Hildebrandt asume su felicidad dirigiendo un semanario y preservando, junto a Rebeca, una ‘convivencia’ en casas separadas. He aquí los recuerdos de un periodista más tentado por la prosa que por la prisa. No toque su televisor.

Las últimas elecciones nos han dejado una fragmentación política que va de mal en peor. ¿Ha sido un apocalíptico preludio de las presidenciales?
No creo que la dispersión sea en sí apocalíptica. Es un hecho que los partidos están en crisis. No nos debe sorprender que ante esta ausencia de instituciones vigorosas se produzca una diáspora de apetitos y votos. ¿Eso hace gobernable al país? Sí, es posible. Desde ese punto de vista, sí se puede decir que las elecciones preludian un país más troceado, que es lo que muchos temen.

En mayo pasado, usted dijo que Lourdes Flores debió quedarse en la carrera presidencial. ¿Qué es hoy Lourdes Flores?
Es una derrotada crónica. Corre el peligro de llevar ese sambenito toda su vida. Va a tener que revisar seria-mente su permanencia en la política porque esta derrota que ya lo es, aun-que gane por 8 mil votos-empieza a convertirse en una especie de karma para ella. ¿Por qué una mujer de ese brillo resulta tan frágil en una elección? Creo que porque es heredera de una retórica inservible, la albacea de un discurso arqueológico y oxidado, que es el discurso de Bedoya Reyes.

Aunque hubo un cambio de actitud en la última semana de la elección.
Sí, claro. El problema es que ya era tarde. Si uno opta por una imagen diferente cuando está perdiendo, la pregunta es: ¿ese cambio es sincero o es un acatamiento de ciertas sugerencias marketeras de sus consejeros?

Es lo último. Lurdes Flores se pone brava cuando está perdiendo. Mientras no perdía hacía lo que siempre hizo el PPC: el muertito, que es su actividad atlética marina favorita.


¿La izquierda ha resucitado con la posible victoria de Susana Villarán?
No. Sería optimista decirlo para un izquierdista e interesado, para un derechista. Lo que ha resucitado es la posibilidad de que una izquierda renovada empiece a tomar el liderazgo, por lo menos, mediático. La no derecha no tenía hasta este momento una representación carismática. Ollanta Húmala dejó de ser carismático tras su derrota y la derecha estaba feliz. De pronto surge esta opción, que es una izquierda que no tiene que pedir perdón a nadie. Es verdad, no es algo organizado. Fuerza Social es la creación a pulso de una emprendedora de la política como Susana Villarán. Es su grandeza, pero también su riesgo.

Keiko Fujimori sigue primera en las encuestas. ¿Cómo se imagina la campaña presidencial?
Si Toledo, Castañeda y Húmala no llegan a un acuerdo para prevenir al país de un retorno del fujimorismo van a demostrar lo miserable que es la política peruana.

¿Usted cree acaso que Húmala se aliará con Toledo y Castañeda?
Si no lo hace allá él, pero usted me está preguntando y yo le contesto desde mí humilde perspectiva. Si no hay una alianza o un frente en contra de esta ‘gonorrea’ que quiere volver a visitarnos, corremos el riesgo de que la hija del ladrón y asesino Alberto Fujimori regrese. Aquí hay un solo adversario, pero ya no del sistema-en el que no creo-, sino un adversario del país: el fujimorismo.
…Si tengo que votar entre una tenia y Keiko, voto por la tenía. Por lo menos será ‘tenia’ voto por Popy. Voto por Perochena. Prefiero mil veces a un tipo de Lurigancho que a un fujimorista. Por lo menos, el tipo de Lurigancho tiene la equívoca, la poética honestidad de ser ladrón y decirlo…
Recuerde que en el 2000 no se aliaron ni Andrade ni Castañeda ni Toledo.

Sí, pues, pero aIgo se aprende, ¿verdad? No creo en la teoría del progreso, pero sí creo que hay que ser muy bruto para no aprender de experiencias tan aleccionadoras y tan recientes. Confío en que o Castañeda y Toledo se alíen. Y si Húmala puede entraren esa alianza demostraría una enorme madurez.


Si hoy fueran las elecciones, ¿por quién votaría?
Yo votaría por una tortuga ecuestre, con tal de que no sea por Keíko, Póngame lo que quiera. Si tengo que votar entre una tenia y Keiko, voto por la tenía. Por lo menos será ‘tenia’ voto por Popy. Voto por Perochena. Prefiero mil veces a un tipo de Lurigancho que a un fujimorista. Por lo menos, el tipo de Lurigancho tiene la equívoca, la poética honestidad de ser ladrón y decirlo.

¿Extraña el poder de la televisión?
No. Extraño sus sueldos. La televisión para un tipo como yo, que viene de la prensa escrita.es muy mutíladora. La televisión exige que uno empobrezca su lenguaje, que los reportajes sean de una sencillez casi regurgitada. En televisión se pinta con plumón, se pinta con brocha gorda y la prensa escrita sí tolera el refinamiento. La televisión me obligó por muchos años a reducir i mi léxico a 300 palabras, incluyendo preposiciones.

¿Le ha cerrado la puerta a la televisión?
No la he cerrado, pero yo estoy vetado por Ala n Ga reía todo este régimen. Un veto explicable, no me quejo, yo me lo he ganado, pero es un veto. Yo no saldré en la televisión hasta que,García acabe su gobierno.

Pero su gobierno ya está acabando.
No lo sé. Ahora estoy muy compro-metido con mi semanario. Amo ese proyecto. Lo hemos hecho con Rebeca Diz, mi novia. Ella me ha empujado con el femenino argumento de “tenemos que hacer algo de donde no te puedan votar”. Si viene una oferta la examinaré, pero no tengo síndrome de abstinencia por la televisión, no tengo dolores abdominales como un heroinómano.

Usted ha venido escribiendo un libro sobre su paso por la televisión. ¿Cuándo va a publicarlo?
Depende de mis editores, Tierra Editores, que tan bien se han portado conmigo. Sin embargo. Ahora estamos preparando simultáneamente otro l¡-bro.que es el de mis columnas. Son más de mil 200 columnas. Estamos tratando de rebajarla un poco. Van a tener que ser dos tomos. Debe salir para la Feria del Libro.

Su padre fue marino, ingeniero y trabajó en la Compañía de Vapores. ¿La imagen de él está muy presente en usted?
Sí, pienso en él constantemente. Es una manera de decir que cada vez que pienso en mi propia vejez, pienso en él. Pero él tuvo una vejez estupenda, porque era un hombre muy vital. En realidad, se murió para cumplir con un deber.

¿Para cumplir con un deber?
Para cumplir con el deber del calendario (ríe).Tenía 94 años. Lo recuerdo como un tipo vital lleno de historias, vinculadas muchas de ellas a sus viajes. Fue un apátrida marino viajando por todas partes y también estuvo en las calderas porque era la Compañía de Vapores. Las calderas le produjeron una úlcera que estuvo sangrando durante muchos años, lo que, de algún modo, lo apartó de esa vida. Mi padre nos visitaba, pero con mi madre viví. Mi padre siempre fue una figura ausente.

Dígame, ¿es mejor un padre muerto que un padre ausente?
No, pero lo mejor no es lo que se obtiene. Lo que se obtiene es lo que es, y hay que ponerle cara a lo que es. No hay nada peor que quejarse de lo que es. Ese nunca fue mi estilo. De pronto, tener carencias de tipo afectivo es mejor que tener un superávit de afectos, porque muchas cosas las he hecho por la estricta razón de que la gente que me rodea me quiera.

Usted fue el único varón de la casa, rodeado de sus tres hermanas.
Sí, yo el engreído, el niño mimado.

Eso puede ser bueno y malo. En algún sentido crecí con algunos engreimientos que poco a poco la vida me fue quitando con sus golpes. Pero mi madre partía de una premisa sabia: si la vida te va a fregar, porque te voy a fregar yo.


¿La vida fregó mucho a su madre?
No, mi madre fue una mujer feliz. Cantaba tangos. Hasta que tuvo su dolencia vascular que la llevó a un primer derrame-fue una mujer absolutamente inolvidable y vital. Era inteligente, apasionada, melómana y muchísimo más culto que el promedio. Por ella aprendí muchísimas cosas.

¿Por ejemplo?
A leer. Era una mujer que leía y que enseñaba. Ella era profesora de inglés. Había trabajado en el Royal Bankof Ca nadá porque su inglés se lo permitía. El derrame cerebral. al parecer, le obstruyó algunas venas de la zona del cerebro que controla el lenguaje. Lo sorprendente para los médicos fue que, cuando se recuperó. Ella comenzó a hablar solo en inglés durante tres meses.

Su padre estuvo sucesivamente con dos hermanas, y usted es hijo de la segunda hermana. ¿Cómo se trataba ese tema dentro de su familia?
Se trataba con naturalidad y hay tantos casos. Ahora que las inhibiciones han desaparecido y todo el mundo es menos hipócrita, pues esto es absolutamente normal. En todo caso, fuimos unos adelantados porque tratábamos con naturalidad lo que había sucedido. Mi padre fue un gran seductor. Después, siguió demostrándolo.

¿Y usted es un gran seductor?
No. Nunca pretendí ser un gran seductor. Me han hecho una leyenda de ser seductor, pero no es cierto. Tengo dos matrimonios, dos divorcios, una tercera unión con Rebeca y lo demás han sido daños colaterales, choques sin fuga (ríe), pero nada más. Todo el mundo tiene una época de cierta locura voraz, de cierto apetito deportivo a irresponsable por la variedad.

¿Esa época ya pasó?
Hombre, claro que sí. La felicidad real consiste en amar lo suficiente como para no desear ninguna otra cosa. Al final de cuentas, la felicidad es el sosiego.

¿Qué le dio y qué le quitó su paso por el Colegio Militar Leoncio Prado?
No me quitó nada. Me dio mucho. Me dio una gran educación. Había un gran nivel. Los que enseñaban eran los que escribían los libros de texto para los demás colegios. Tengo un gran recuerdo académico. En cuanto a sus ritos disciplinarios, pues nunca los obedecí.

¿Cómo se rebelaba?
Me rebelaba mereciendo castigos. Hubo periodos en el cuarto y quinto lo año donde no salía del colegio por dos meses. Estuve castigado más de sesenta días consecutivos. Acumulaba puntos. Yo fumaba y era castigo. Yo usaba una prenda antirreglamentaria y era castigo. Y me daba la gana y lo hacía. Al contrario, fortaleció mucho mi carácter. Me importaba un rábano que me castigaran.

Cuando era adolescente, usted soñaba escribiendo en un garaje, rodeado de gatos y puchos de cigarrillos. ¿Es un amor al que le ha puesto los cuernos?
Sí, claro, pero le he puesto los cuernos a muchísimas otras utopías personales que se fueron diluyendo en el camino, pero que fueron reemplazadas por otras. Nunca me imaginé teniendo un semanario donde pudiese escribir lo que me diese la gana sin necesidad de publicidad y viviendo de mis lectores. Lo maravilloso de la vida es que, de pronto, aparecen sueños que uno no calculó.

Rebeca y usted viven en el mismo condominio, pero en casas separadas. Eso ayuda, ¿no?
Sí, ayuda. Ayuda porque evita ciertos roces banales y cotidianos, que a veces tienden a oxidar una relación, a ponerla en peligro. Y tratándose de un neurótico militante como yo, esos detalles son importantes. Yo necesito muchas veces estar solo. Leer solo y tumbarme solo a leer porque yo no puedo leer sentado, tengo que echarme para leer. Desde que tengo memoria, yo leo en mi cama.

¿Sabe usted que su hermana, Martha Hildebrandt, también lee en la cama, pero lo hace boca abajo con los codos sobre la frazada?
Si, lo supe. Es algo que yo no podría hacer porque mi tensión muscular cervical me lo impide. Yo leo al revés. Leo boca arriba. Probablemente a ambos nos venga de algún gen holgazán que no será germánico, sino más bien cholo.

Martha Hildebrandt siempre se ha referido a usted como alguien brillante.
Yo también creo que es una mujer brillante.

¿Las discrepancias son solo políticas?
Sí. Yo alguna vez escribí una columna excesiva, que es una de las cosas de las que me arrepiento. Fue una columna excesiva, vitriólica, surgida de la política y no de la humanidad, y yo creo que esa columna merece una disculpa pública. Martha es una mujer muy brillante. Discrepo de sus puntos de vista políticos, pero eso no nos debería llevar a una guerra de adjetivos. Creo que ha sido una de las mujeres más brillantes que ha tenido-no la política-sino la lingüística. Es reconocida como una autoridad de tamaño universal.

¿Cómo es su relación con ella?
Inexistente. Fue en algún momento fluida, pero Fujimori nos terminó de apartar. Su hija trabajó conmigo durante mucho tiempo. Fuimos cercanos hasta que el mandarín nos separó. Si hay algo que no he podido deglutir nunca ha sido el estilo de Fujimori. Fujimori pudrió al Perú y ojalá que no le permitamos a su hija volver a hacerlo.

Fuera de esa columna vitriólica, ¿de qué más se arrepiente?
En lo profesional, de nada. He cometido errores y algunos aciertos, pero me he esforzado muchísimo en ser auténtico. y creo que relativamente lo he logrado. Quizá me arrepienta de haberle dedicado tantas horas y tantos años al periodismo. Eso produce un leve amargor en mí, pero tampoco más. Y en lo personal, me arrepiento de haber estado poco tiempo con mis hijos.

Es una deuda pendiente.
Si, pero ya no pagable porque pertenece al pasado. Y no se puede rebobinar el tiempo. Es una deuda que quedará ahí intacta y doliente.

¿Cuándo fue la última vez que lloró?
¡Madre mía!, no me acuerdo. Soy de poco llorar. No porque considere que sea poco viril. Sino que tiendo a creer que las lágrimas son una exhibición excesiva del sufrimiento y tengo una idea de la sobriedad un poco británica: el sufrimiento debe ser más íntimo, menos público. Relaciono el llanto con la impudicia.

¿Y llorar a solas?
Llorar a solas sería lo mismo porque me estoy viendo yo y juzgando yo. Yo tengo esa característica: me juzgo aun estando a solas. Desde esa perspectiva, no suelo estar solo ni cuando estoy solo. Es verdad. Hay algo ahí extraño, pero así funciono yo.

¿Le aterra la muerte?
Me disgusta como a cualquier ser humano. Si alguien le dice que la muerte no le aterra, no tenga usted duda de que está hablando con un estupendo o con un mentiroso. No es agradable la muerte, pero hay que hacerse la idea de que la desaparición forzosa no es un invento del Grupo Colina. Es un invento de Dios.

¿Qué lectura hace de la cachetada de Alan García al joven Richard Gálvez? ¿Qué nos dice ese arrebato presidencial?
En primer lugar, quiero decir que insultar al Presidente -así delivery personalmente no dice nada bueno del estado psicológico del insultador. Pero tampoco dice nada bueno del estado psicológico del insultado. El insultado ha demostrado que su salud mental no está bien. El autocontrol es una de las cualidades que más se admira en un político, y el Presidente ha demostrado que su autocontrol está fallando.

La relación prensa-poder no es color de rosa y García ha dicho: “Un diario y un programa de televisión van a tener que explicar por qué juegan así con estas cosas”. ¿Cómo tomar esta declaración? ¿Cómo una amenaza?
Más que una amenaza, yo diría que es una bravata vacía. No hay que tomarlo tan en serio para no caer en el mismo juego de las provocaciones. García no ha tenido una buena relación con la prensa, excepto con la prensa vasalla. Ha estado acostumbrado a un entorno servicial y de pronto ve una actitud valiente. Lo que hizo Diario 16 fue simplemente narrar un hecho. El hecho no es agradable, es verdad, pero ha sido simplemente narrar un hecho.

¿Qué le han parecido las declaraciones del presidente del Poder Judicial, Javier Villa Stein?
Por ahí he visto que a Villa Stein le dicen ahora Pancho Villa. Como usted sabrá, Pancho Villa fue el macho mexicano más matador, y Villa Stein nos ha hecho retroceder en la máquina del tiempo, lamentablemente. Justo el hombre que tiene que ver litigios, justo el hombre que maneja. el poder civilista, justo el hombre que ve la resolución de conflictos, apela ahora a la fuerza bruta. No sé qué hace el señor Villa Stein en la presidencia del Poder Judicial. Debería estar en la presidencia de la Federación de Box.

¿Qué le parece toda esta parafernalia montada por Palacio para ‘librar’ al presidente del escándalo?
En mi semanario he escrito una columna, donde digo que quizá lo más grave de todo ha sido la mitomanía con la que se ha querido enterrar todo esto. En Estados Unidos a Clinton se le rechazó por la mentira, no por lo sexual. La mentira es unas de las cosas que menos se tolera en la vida y en la política. Y el Presidente ha vuelto a demostrar que su capacidad de mentir está intacta. Como lo demostró cuando dijo: yo nunca he ordenado masacrar a los presos de El Frontón. Una de sus mentiras más sombrías.

Referencia:

Fuente: Diario16
MICHAEL A. ZÁRATE

VÍDEO: LA INVASIÓN DEL PERÚ, CAUSAS Y CONSECUENCIAS