VÍDEO

20 de noviembre de 2010

CÉSAR HILDEDRANDT ENTREVISTADO: “SOY UN NEURÓTICO MILITANTE”


Reproducimos aquí una importante entrevista al más controvertido y reconocido periodista peruano César Hildebrnadt, publicado en "MuladarNews". En ella aborda los vericuetos de política actual en el Perú, sus desencuentros en la televisión e inclusive narra algunos pasajes de su vida personal, de su hermana Martha y de su padre.
    
Lleva dentro de sí el germen de su destino. De adolescente imaginaba su vida escribiendo en un garaje, rodeado de gatos y puchos de cigarrillos. A los 62 años. César Hildebrandt asume su felicidad dirigiendo un semanario y preservando, junto a Rebeca, una ‘convivencia’ en casas separadas. He aquí los recuerdos de un periodista más tentado por la prosa que por la prisa. No toque su televisor.

Las últimas elecciones nos han dejado una fragmentación política que va de mal en peor. ¿Ha sido un apocalíptico preludio de las presidenciales?
No creo que la dispersión sea en sí apocalíptica. Es un hecho que los partidos están en crisis. No nos debe sorprender que ante esta ausencia de instituciones vigorosas se produzca una diáspora de apetitos y votos. ¿Eso hace gobernable al país? Sí, es posible. Desde ese punto de vista, sí se puede decir que las elecciones preludian un país más troceado, que es lo que muchos temen.

En mayo pasado, usted dijo que Lourdes Flores debió quedarse en la carrera presidencial. ¿Qué es hoy Lourdes Flores?
Es una derrotada crónica. Corre el peligro de llevar ese sambenito toda su vida. Va a tener que revisar seria-mente su permanencia en la política porque esta derrota que ya lo es, aun-que gane por 8 mil votos-empieza a convertirse en una especie de karma para ella. ¿Por qué una mujer de ese brillo resulta tan frágil en una elección? Creo que porque es heredera de una retórica inservible, la albacea de un discurso arqueológico y oxidado, que es el discurso de Bedoya Reyes.

Aunque hubo un cambio de actitud en la última semana de la elección.
Sí, claro. El problema es que ya era tarde. Si uno opta por una imagen diferente cuando está perdiendo, la pregunta es: ¿ese cambio es sincero o es un acatamiento de ciertas sugerencias marketeras de sus consejeros?

Es lo último. Lurdes Flores se pone brava cuando está perdiendo. Mientras no perdía hacía lo que siempre hizo el PPC: el muertito, que es su actividad atlética marina favorita.


¿La izquierda ha resucitado con la posible victoria de Susana Villarán?
No. Sería optimista decirlo para un izquierdista e interesado, para un derechista. Lo que ha resucitado es la posibilidad de que una izquierda renovada empiece a tomar el liderazgo, por lo menos, mediático. La no derecha no tenía hasta este momento una representación carismática. Ollanta Húmala dejó de ser carismático tras su derrota y la derecha estaba feliz. De pronto surge esta opción, que es una izquierda que no tiene que pedir perdón a nadie. Es verdad, no es algo organizado. Fuerza Social es la creación a pulso de una emprendedora de la política como Susana Villarán. Es su grandeza, pero también su riesgo.

Keiko Fujimori sigue primera en las encuestas. ¿Cómo se imagina la campaña presidencial?
Si Toledo, Castañeda y Húmala no llegan a un acuerdo para prevenir al país de un retorno del fujimorismo van a demostrar lo miserable que es la política peruana.

¿Usted cree acaso que Húmala se aliará con Toledo y Castañeda?
Si no lo hace allá él, pero usted me está preguntando y yo le contesto desde mí humilde perspectiva. Si no hay una alianza o un frente en contra de esta ‘gonorrea’ que quiere volver a visitarnos, corremos el riesgo de que la hija del ladrón y asesino Alberto Fujimori regrese. Aquí hay un solo adversario, pero ya no del sistema-en el que no creo-, sino un adversario del país: el fujimorismo.
…Si tengo que votar entre una tenia y Keiko, voto por la tenía. Por lo menos será ‘tenia’ voto por Popy. Voto por Perochena. Prefiero mil veces a un tipo de Lurigancho que a un fujimorista. Por lo menos, el tipo de Lurigancho tiene la equívoca, la poética honestidad de ser ladrón y decirlo…
Recuerde que en el 2000 no se aliaron ni Andrade ni Castañeda ni Toledo.

Sí, pues, pero aIgo se aprende, ¿verdad? No creo en la teoría del progreso, pero sí creo que hay que ser muy bruto para no aprender de experiencias tan aleccionadoras y tan recientes. Confío en que o Castañeda y Toledo se alíen. Y si Húmala puede entraren esa alianza demostraría una enorme madurez.


Si hoy fueran las elecciones, ¿por quién votaría?
Yo votaría por una tortuga ecuestre, con tal de que no sea por Keíko, Póngame lo que quiera. Si tengo que votar entre una tenia y Keiko, voto por la tenía. Por lo menos será ‘tenia’ voto por Popy. Voto por Perochena. Prefiero mil veces a un tipo de Lurigancho que a un fujimorista. Por lo menos, el tipo de Lurigancho tiene la equívoca, la poética honestidad de ser ladrón y decirlo.

¿Extraña el poder de la televisión?
No. Extraño sus sueldos. La televisión para un tipo como yo, que viene de la prensa escrita.es muy mutíladora. La televisión exige que uno empobrezca su lenguaje, que los reportajes sean de una sencillez casi regurgitada. En televisión se pinta con plumón, se pinta con brocha gorda y la prensa escrita sí tolera el refinamiento. La televisión me obligó por muchos años a reducir i mi léxico a 300 palabras, incluyendo preposiciones.

¿Le ha cerrado la puerta a la televisión?
No la he cerrado, pero yo estoy vetado por Ala n Ga reía todo este régimen. Un veto explicable, no me quejo, yo me lo he ganado, pero es un veto. Yo no saldré en la televisión hasta que,García acabe su gobierno.

Pero su gobierno ya está acabando.
No lo sé. Ahora estoy muy compro-metido con mi semanario. Amo ese proyecto. Lo hemos hecho con Rebeca Diz, mi novia. Ella me ha empujado con el femenino argumento de “tenemos que hacer algo de donde no te puedan votar”. Si viene una oferta la examinaré, pero no tengo síndrome de abstinencia por la televisión, no tengo dolores abdominales como un heroinómano.

Usted ha venido escribiendo un libro sobre su paso por la televisión. ¿Cuándo va a publicarlo?
Depende de mis editores, Tierra Editores, que tan bien se han portado conmigo. Sin embargo. Ahora estamos preparando simultáneamente otro l¡-bro.que es el de mis columnas. Son más de mil 200 columnas. Estamos tratando de rebajarla un poco. Van a tener que ser dos tomos. Debe salir para la Feria del Libro.

Su padre fue marino, ingeniero y trabajó en la Compañía de Vapores. ¿La imagen de él está muy presente en usted?
Sí, pienso en él constantemente. Es una manera de decir que cada vez que pienso en mi propia vejez, pienso en él. Pero él tuvo una vejez estupenda, porque era un hombre muy vital. En realidad, se murió para cumplir con un deber.

¿Para cumplir con un deber?
Para cumplir con el deber del calendario (ríe).Tenía 94 años. Lo recuerdo como un tipo vital lleno de historias, vinculadas muchas de ellas a sus viajes. Fue un apátrida marino viajando por todas partes y también estuvo en las calderas porque era la Compañía de Vapores. Las calderas le produjeron una úlcera que estuvo sangrando durante muchos años, lo que, de algún modo, lo apartó de esa vida. Mi padre nos visitaba, pero con mi madre viví. Mi padre siempre fue una figura ausente.

Dígame, ¿es mejor un padre muerto que un padre ausente?
No, pero lo mejor no es lo que se obtiene. Lo que se obtiene es lo que es, y hay que ponerle cara a lo que es. No hay nada peor que quejarse de lo que es. Ese nunca fue mi estilo. De pronto, tener carencias de tipo afectivo es mejor que tener un superávit de afectos, porque muchas cosas las he hecho por la estricta razón de que la gente que me rodea me quiera.

Usted fue el único varón de la casa, rodeado de sus tres hermanas.
Sí, yo el engreído, el niño mimado.

Eso puede ser bueno y malo. En algún sentido crecí con algunos engreimientos que poco a poco la vida me fue quitando con sus golpes. Pero mi madre partía de una premisa sabia: si la vida te va a fregar, porque te voy a fregar yo.


¿La vida fregó mucho a su madre?
No, mi madre fue una mujer feliz. Cantaba tangos. Hasta que tuvo su dolencia vascular que la llevó a un primer derrame-fue una mujer absolutamente inolvidable y vital. Era inteligente, apasionada, melómana y muchísimo más culto que el promedio. Por ella aprendí muchísimas cosas.

¿Por ejemplo?
A leer. Era una mujer que leía y que enseñaba. Ella era profesora de inglés. Había trabajado en el Royal Bankof Ca nadá porque su inglés se lo permitía. El derrame cerebral. al parecer, le obstruyó algunas venas de la zona del cerebro que controla el lenguaje. Lo sorprendente para los médicos fue que, cuando se recuperó. Ella comenzó a hablar solo en inglés durante tres meses.

Su padre estuvo sucesivamente con dos hermanas, y usted es hijo de la segunda hermana. ¿Cómo se trataba ese tema dentro de su familia?
Se trataba con naturalidad y hay tantos casos. Ahora que las inhibiciones han desaparecido y todo el mundo es menos hipócrita, pues esto es absolutamente normal. En todo caso, fuimos unos adelantados porque tratábamos con naturalidad lo que había sucedido. Mi padre fue un gran seductor. Después, siguió demostrándolo.

¿Y usted es un gran seductor?
No. Nunca pretendí ser un gran seductor. Me han hecho una leyenda de ser seductor, pero no es cierto. Tengo dos matrimonios, dos divorcios, una tercera unión con Rebeca y lo demás han sido daños colaterales, choques sin fuga (ríe), pero nada más. Todo el mundo tiene una época de cierta locura voraz, de cierto apetito deportivo a irresponsable por la variedad.

¿Esa época ya pasó?
Hombre, claro que sí. La felicidad real consiste en amar lo suficiente como para no desear ninguna otra cosa. Al final de cuentas, la felicidad es el sosiego.

¿Qué le dio y qué le quitó su paso por el Colegio Militar Leoncio Prado?
No me quitó nada. Me dio mucho. Me dio una gran educación. Había un gran nivel. Los que enseñaban eran los que escribían los libros de texto para los demás colegios. Tengo un gran recuerdo académico. En cuanto a sus ritos disciplinarios, pues nunca los obedecí.

¿Cómo se rebelaba?
Me rebelaba mereciendo castigos. Hubo periodos en el cuarto y quinto lo año donde no salía del colegio por dos meses. Estuve castigado más de sesenta días consecutivos. Acumulaba puntos. Yo fumaba y era castigo. Yo usaba una prenda antirreglamentaria y era castigo. Y me daba la gana y lo hacía. Al contrario, fortaleció mucho mi carácter. Me importaba un rábano que me castigaran.

Cuando era adolescente, usted soñaba escribiendo en un garaje, rodeado de gatos y puchos de cigarrillos. ¿Es un amor al que le ha puesto los cuernos?
Sí, claro, pero le he puesto los cuernos a muchísimas otras utopías personales que se fueron diluyendo en el camino, pero que fueron reemplazadas por otras. Nunca me imaginé teniendo un semanario donde pudiese escribir lo que me diese la gana sin necesidad de publicidad y viviendo de mis lectores. Lo maravilloso de la vida es que, de pronto, aparecen sueños que uno no calculó.

Rebeca y usted viven en el mismo condominio, pero en casas separadas. Eso ayuda, ¿no?
Sí, ayuda. Ayuda porque evita ciertos roces banales y cotidianos, que a veces tienden a oxidar una relación, a ponerla en peligro. Y tratándose de un neurótico militante como yo, esos detalles son importantes. Yo necesito muchas veces estar solo. Leer solo y tumbarme solo a leer porque yo no puedo leer sentado, tengo que echarme para leer. Desde que tengo memoria, yo leo en mi cama.

¿Sabe usted que su hermana, Martha Hildebrandt, también lee en la cama, pero lo hace boca abajo con los codos sobre la frazada?
Si, lo supe. Es algo que yo no podría hacer porque mi tensión muscular cervical me lo impide. Yo leo al revés. Leo boca arriba. Probablemente a ambos nos venga de algún gen holgazán que no será germánico, sino más bien cholo.

Martha Hildebrandt siempre se ha referido a usted como alguien brillante.
Yo también creo que es una mujer brillante.

¿Las discrepancias son solo políticas?
Sí. Yo alguna vez escribí una columna excesiva, que es una de las cosas de las que me arrepiento. Fue una columna excesiva, vitriólica, surgida de la política y no de la humanidad, y yo creo que esa columna merece una disculpa pública. Martha es una mujer muy brillante. Discrepo de sus puntos de vista políticos, pero eso no nos debería llevar a una guerra de adjetivos. Creo que ha sido una de las mujeres más brillantes que ha tenido-no la política-sino la lingüística. Es reconocida como una autoridad de tamaño universal.

¿Cómo es su relación con ella?
Inexistente. Fue en algún momento fluida, pero Fujimori nos terminó de apartar. Su hija trabajó conmigo durante mucho tiempo. Fuimos cercanos hasta que el mandarín nos separó. Si hay algo que no he podido deglutir nunca ha sido el estilo de Fujimori. Fujimori pudrió al Perú y ojalá que no le permitamos a su hija volver a hacerlo.

Fuera de esa columna vitriólica, ¿de qué más se arrepiente?
En lo profesional, de nada. He cometido errores y algunos aciertos, pero me he esforzado muchísimo en ser auténtico. y creo que relativamente lo he logrado. Quizá me arrepienta de haberle dedicado tantas horas y tantos años al periodismo. Eso produce un leve amargor en mí, pero tampoco más. Y en lo personal, me arrepiento de haber estado poco tiempo con mis hijos.

Es una deuda pendiente.
Si, pero ya no pagable porque pertenece al pasado. Y no se puede rebobinar el tiempo. Es una deuda que quedará ahí intacta y doliente.

¿Cuándo fue la última vez que lloró?
¡Madre mía!, no me acuerdo. Soy de poco llorar. No porque considere que sea poco viril. Sino que tiendo a creer que las lágrimas son una exhibición excesiva del sufrimiento y tengo una idea de la sobriedad un poco británica: el sufrimiento debe ser más íntimo, menos público. Relaciono el llanto con la impudicia.

¿Y llorar a solas?
Llorar a solas sería lo mismo porque me estoy viendo yo y juzgando yo. Yo tengo esa característica: me juzgo aun estando a solas. Desde esa perspectiva, no suelo estar solo ni cuando estoy solo. Es verdad. Hay algo ahí extraño, pero así funciono yo.

¿Le aterra la muerte?
Me disgusta como a cualquier ser humano. Si alguien le dice que la muerte no le aterra, no tenga usted duda de que está hablando con un estupendo o con un mentiroso. No es agradable la muerte, pero hay que hacerse la idea de que la desaparición forzosa no es un invento del Grupo Colina. Es un invento de Dios.

¿Qué lectura hace de la cachetada de Alan García al joven Richard Gálvez? ¿Qué nos dice ese arrebato presidencial?
En primer lugar, quiero decir que insultar al Presidente -así delivery personalmente no dice nada bueno del estado psicológico del insultador. Pero tampoco dice nada bueno del estado psicológico del insultado. El insultado ha demostrado que su salud mental no está bien. El autocontrol es una de las cualidades que más se admira en un político, y el Presidente ha demostrado que su autocontrol está fallando.

La relación prensa-poder no es color de rosa y García ha dicho: “Un diario y un programa de televisión van a tener que explicar por qué juegan así con estas cosas”. ¿Cómo tomar esta declaración? ¿Cómo una amenaza?
Más que una amenaza, yo diría que es una bravata vacía. No hay que tomarlo tan en serio para no caer en el mismo juego de las provocaciones. García no ha tenido una buena relación con la prensa, excepto con la prensa vasalla. Ha estado acostumbrado a un entorno servicial y de pronto ve una actitud valiente. Lo que hizo Diario 16 fue simplemente narrar un hecho. El hecho no es agradable, es verdad, pero ha sido simplemente narrar un hecho.

¿Qué le han parecido las declaraciones del presidente del Poder Judicial, Javier Villa Stein?
Por ahí he visto que a Villa Stein le dicen ahora Pancho Villa. Como usted sabrá, Pancho Villa fue el macho mexicano más matador, y Villa Stein nos ha hecho retroceder en la máquina del tiempo, lamentablemente. Justo el hombre que tiene que ver litigios, justo el hombre que maneja. el poder civilista, justo el hombre que ve la resolución de conflictos, apela ahora a la fuerza bruta. No sé qué hace el señor Villa Stein en la presidencia del Poder Judicial. Debería estar en la presidencia de la Federación de Box.

¿Qué le parece toda esta parafernalia montada por Palacio para ‘librar’ al presidente del escándalo?
En mi semanario he escrito una columna, donde digo que quizá lo más grave de todo ha sido la mitomanía con la que se ha querido enterrar todo esto. En Estados Unidos a Clinton se le rechazó por la mentira, no por lo sexual. La mentira es unas de las cosas que menos se tolera en la vida y en la política. Y el Presidente ha vuelto a demostrar que su capacidad de mentir está intacta. Como lo demostró cuando dijo: yo nunca he ordenado masacrar a los presos de El Frontón. Una de sus mentiras más sombrías.

Referencia:

Fuente: Diario16
MICHAEL A. ZÁRATE

10 de noviembre de 2010

EL HISTORICO DERECHAZO DE MARIO VARGAS LLOSA A GABO


A continuación, reproducimos el artículo de "El MUNDO" que refiere al anecdótico pugilato entre dos grandes de la literatura latinoamericana: Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.


El momento en que Mario Vargas Llosa le propinó el puñetazo histórico a su amigo y colega Gabriel García Márquez fue el 12 de febrero de 1976, durante la exhibición privada de la película Sobrevivientes de los Andes, en el Palacio de Bellas Artes de México.

Antes de la exhibición, García Márquez, que entonces tenía 49 años, se acercó a su amigo para darle un abrazo, y Vargas Llosa, nueve años más joven, le increpó mientras le soltaba un derechazo seco y contundente: «¡Cómo te atreves a abrazarme después de lo que le hiciste a Patricia en Barcelona!».

El novelista colombiano cayó al suelo con el rostro ensangrentado (el puñetazo, como muestran las fotos recientemente publicadas, se alojó entre el ojo izquierdo y la nariz), sin emitir ni un quejido, ni una palabra en público. Entonces la escritora mexicana Elena Poniatowska fue a buscar un filete y se lo puso en el rostro al colombiano, tratamiento que durante la noche le siguió aplicando Mercedes Barcha a su marido en su casa del barrio de Pedregal. Y el remedio fue un paliativo tan eficaz, que a los dos días García Márquez apareció sonriente en el estudio de su amigo Rodrigo Moya para que le tomara unas fotos que dieran testimonio de la agresión. Treinta y un años después se acaban de publicar en el diario La Jornada, de México.

Fue un final de novela imprevisible en la amistad de dos grandes novelistas de América Latina. Pero nada podía presagiar semejante desenlace cuando se conocieron la noche del 1 de agosto de 1967 en el aeropuerto de Maiquetía de Caracas. Para entonces, hacía tiempo que venían cultivando una amistad epistolar entre México, París y Londres. Se habían leído y sin duda se admiraban.

Vargas Llosa llegaba de Londres para ser coronado con el Premio Rómulo Gallegos por su reciente novela La casa verde, y García Márquez llegaba de México para participar en el XIII Congreso Internacional de LiteraturaIberoamericana. Pero su objetivo primordial era conocer a su amigo y acompañarle en la concesión de dicho premio. Desde el primer momento se hicieron inseparables: conversaron sobre todo lo habido y por haber, participaron juntos en las sesiones del congreso de escritores, hicieron declaraciones juntos y bromearon con los periodistas. Y durante esos primeros 15 días de agosto siguieron estando juntos en Caracas, Mérida y Bogotá. El 15 de este mes se despidieron en la capital de Colombia, pero sólo hasta principios de septiembre, cuando volvieron a encontrarse en Lima, donde participaron en un memorable diálogo en la Universidad de Ingeniería de Lima y García Márquez hizo de padrino en el bautizo del segundo hijo de los Vargas Llosa, a quien pusieron de nombre Gabriel Rodrigo Gonzalo.

García Márquez se instaló en Barcelona a finales de ese año, donde vivió siete años y escribió El otoño del patriarca y los cuentos de La cándida Eréndira. Vargas Llosa continuaba en Londres, donde daba clases en una universidad, hasta que Carmen Balcells le dijo que no perdiera tiempo en la Universidad, que ella se encargaba de asegurarle una mensualidad básica para que se sentara sólo a escribir sus novelas. Entonces Vargas Llosa dejó Londres y se radicó en Barcelona, a una cuadra de la casa de García Márquez, en el barrio Sarriá. Su amistad se estrechó hasta tal punto que compartieron libros, ideas, amigos… Fue entonces cuando el peruano, deslumbrado por la lectura de Cien años de soledad, que aún considera una de las grandes novelas del género, dedicó dos años de estudio a la obra de su colega y amigo. Por su parte, el colombiano no ahorraba elogios cuando se refería a su amigo.

Hay tejida toda una maraña de conjeturas sobre el origen del desencuentro de estos dos grandes púgiles de la novela latinoamericana. Cualquier versión que se dé carece de veracidad definitiva. El mismo Vargas Llosa comentó que la verdad nunca se sabría del todo porque ni él ni García Márquez iban a hablar de eso.

Hay quienes pretenden que los celos profesionales del peruano empezaron a hacer mella en su amistad, pero esto queda desmentido de antemano por su monumental Historia de un deicidio, que sigue siendo el mejor estudio analítico de la obra garciamarquiana.

Otros sostienen que fueron las divergencias ideológicas, que llevaron al peruano a abjurar de la izquierda latinoamericana y del castrismo, lo que empezó a erosionar su relación. Pero aunque pudo haber sido un elemento coadyuvante, no explica por sí solo el cruento puñetazo.

Todo parece indicar que el distanciamiento definitivo se debió a un problema, real o inventado, de faldas y de celos. Pero aquí entramos en un terreno de arenas movedizas, donde no estamos seguros de dar ningún paso en firme.

La leyenda o una de las leyendas dice que, tras dejar Barcelona y regresar a Perú a mediados de 1974, Vargas Llosa conoció y se enamoró locamente de una mujer que iba en el barco en el que él viajaba con su mujer, Patricia Llosa, y sus hijos. Poco después, el peruano dejó a su familia y se fue a Estocolmo a vivir con la azafata sueca el amor más desaforado de su vida, tanto que se olvidó hasta de la literatura.

Mientras, Patricia regresó con sus hijos a Barcelona, y los García Márquez se convirtieron en su pañuelo de lágrimas. En algún momento, mientras departían solos en la cafetería de algún hotel barcelonés, Patricia le pidió un consejo a García Márquez sobre si creía que debía separase de su marido, después de lo que le había hecho.

Según versiones próximas al colombiano, éste le dijo que si creía que debía hacerlo, pues que se lo planteara claramente a su esposo cuando volviera, pero que no se precipitara. Otras versiones próximas al peruano sostienen que esa noche ocurrió lo peor (o lo mejor), lo que Vargas Llosa habría de considerar como la gran traición de su amigo.

Lo cierto es que, cuando el marido fugado volvió a casa y los esposos se reconciliaron después de una pelea monumental, Patricia se sacó la enorme y vengativa solitaria que había estado incubando en su corazón, echándole en cara a su marido que ella, Patricia Llosa, tampoco había perdido el tiempo, pues había estado «con tu gran amigo Gabo».

Vargas Llosa tomó las palabras de su mujer al pie de la letra, según lo dictaba el contexto, y durante más de un año en que no se vio con García Márquez fue alimentando la solitaria del marido celoso, hasta ese día ingrato del 12 de febrero en México.

FUENTE: El Mundo

EL HISTORICO DERECHAZO DE MARIO VARGAS LLOSA A GABO






A continuación, reproducimos el artículo de "El MUNDO" que refiere al anecdótico pugilato entre dos grandes de la literatura latinoamericana: Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.


El momento en que Mario Vargas Llosa le propinó el puñetazo histórico a su amigo y colega Gabriel García Márquez fue el 12 de febrero de 1976, durante la exhibición privada de la película Sobrevivientes de los Andes, en el Palacio de Bellas Artes de México.

Antes de la exhibición, García Márquez, que entonces tenía 49 años, se acercó a su amigo para darle un abrazo, y Vargas Llosa, nueve años más joven, le increpó mientras le soltaba un derechazo seco y contundente: «¡Cómo te atreves a abrazarme después de lo que le hiciste a Patricia en Barcelona!».

El novelista colombiano cayó al suelo con el rostro ensangrentado (el puñetazo, como muestran las fotos recientemente publicadas, se alojó entre el ojo izquierdo y la nariz), sin emitir ni un quejido, ni una palabra en público. Entonces la escritora mexicana Elena Poniatowska fue a buscar un filete y se lo puso en el rostro al colombiano, tratamiento que durante la noche le siguió aplicando Mercedes Barcha a su marido en su casa del barrio de Pedregal. Y el remedio fue un paliativo tan eficaz, que a los dos días García Márquez apareció sonriente en el estudio de su amigo Rodrigo Moya para que le tomara unas fotos que dieran testimonio de la agresión. Treinta y un años después se acaban de publicar en el diario La Jornada, de México.

Fue un final de novela imprevisible en la amistad de dos grandes novelistas de América Latina. Pero nada podía presagiar semejante desenlace cuando se conocieron la noche del 1 de agosto de 1967 en el aeropuerto de Maiquetía de Caracas. Para entonces, hacía tiempo que venían cultivando una amistad epistolar entre México, París y Londres. Se habían leído y sin duda se admiraban.

Vargas Llosa llegaba de Londres para ser coronado con el Premio Rómulo Gallegos por su reciente novela La casa verde, y García Márquez llegaba de México para participar en el XIII Congreso Internacional de LiteraturaIberoamericana. Pero su objetivo primordial era conocer a su amigo y acompañarle en la concesión de dicho premio. Desde el primer momento se hicieron inseparables: conversaron sobre todo lo habido y por haber, participaron juntos en las sesiones del congreso de escritores, hicieron declaraciones juntos y bromearon con los periodistas. Y durante esos primeros 15 días de agosto siguieron estando juntos en Caracas, Mérida y Bogotá. El 15 de este mes se despidieron en la capital de Colombia, pero sólo hasta principios de septiembre, cuando volvieron a encontrarse en Lima, donde participaron en un memorable diálogo en la Universidad de Ingeniería de Lima y García Márquez hizo de padrino en el bautizo del segundo hijo de los Vargas Llosa, a quien pusieron de nombre Gabriel Rodrigo Gonzalo.

García Márquez se instaló en Barcelona a finales de ese año, donde vivió siete años y escribió El otoño del patriarca y los cuentos de La cándida Eréndira. Vargas Llosa continuaba en Londres, donde daba clases en una universidad, hasta que Carmen Balcells le dijo que no perdiera tiempo en la Universidad, que ella se encargaba de asegurarle una mensualidad básica para que se sentara sólo a escribir sus novelas. Entonces Vargas Llosa dejó Londres y se radicó en Barcelona, a una cuadra de la casa de García Márquez, en el barrio Sarriá. Su amistad se estrechó hasta tal punto que compartieron libros, ideas, amigos… Fue entonces cuando el peruano, deslumbrado por la lectura de Cien años de soledad, que aún considera una de las grandes novelas del género, dedicó dos años de estudio a la obra de su colega y amigo. Por su parte, el colombiano no ahorraba elogios cuando se refería a su amigo.

Hay tejida toda una maraña de conjeturas sobre el origen del desencuentro de estos dos grandes púgiles de la novela latinoamericana. Cualquier versión que se dé carece de veracidad definitiva. El mismo Vargas Llosa comentó que la verdad nunca se sabría del todo porque ni él ni García Márquez iban a hablar de eso.

Hay quienes pretenden que los celos profesionales del peruano empezaron a hacer mella en su amistad, pero esto queda desmentido de antemano por su monumental Historia de un deicidio, que sigue siendo el mejor estudio analítico de la obra garciamarquiana.

Otros sostienen que fueron las divergencias ideológicas, que llevaron al peruano a abjurar de la izquierda latinoamericana y del castrismo, lo que empezó a erosionar su relación. Pero aunque pudo haber sido un elemento coadyuvante, no explica por sí solo el cruento puñetazo.

Todo parece indicar que el distanciamiento definitivo se debió a un problema, real o inventado, de faldas y de celos. Pero aquí entramos en un terreno de arenas movedizas, donde no estamos seguros de dar ningún paso en firme.

La leyenda o una de las leyendas dice que, tras dejar Barcelona y regresar a Perú a mediados de 1974, Vargas Llosa conoció y se enamoró locamente de una mujer que iba en el barco en el que él viajaba con su mujer, Patricia Llosa, y sus hijos. Poco después, el peruano dejó a su familia y se fue a Estocolmo a vivir con la azafata sueca el amor más desaforado de su vida, tanto que se olvidó hasta de la literatura.

Mientras, Patricia regresó con sus hijos a Barcelona, y los García Márquez se convirtieron en su pañuelo de lágrimas. En algún momento, mientras departían solos en la cafetería de algún hotel barcelonés, Patricia le pidió un consejo a García Márquez sobre si creía que debía separase de su marido, después de lo que le había hecho.

Según versiones próximas al colombiano, éste le dijo que si creía que debía hacerlo, pues que se lo planteara claramente a su esposo cuando volviera, pero que no se precipitara. Otras versiones próximas al peruano sostienen que esa noche ocurrió lo peor (o lo mejor), lo que Vargas Llosa habría de considerar como la gran traición de su amigo.

Lo cierto es que, cuando el marido fugado volvió a casa y los esposos se reconciliaron después de una pelea monumental, Patricia se sacó la enorme y vengativa solitaria que había estado incubando en su corazón, echándole en cara a su marido que ella, Patricia Llosa, tampoco había perdido el tiempo, pues había estado «con tu gran amigo Gabo».

Vargas Llosa tomó las palabras de su mujer al pie de la letra, según lo dictaba el contexto, y durante más de un año en que no se vio con García Márquez fue alimentando la solitaria del marido celoso, hasta ese día ingrato del 12 de febrero en México.

FUENTE: El Mundo

EL HISTORICO DERECHAZO DE MARIO VARGAS LLOSA A GABO


A continuación, reproducimos el artículo de "El MUNDO" que refiere al anecdótico pugilato entre dos grandes de la literatura latinoamericana: Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.


El momento en que Mario Vargas Llosa le propinó el puñetazo histórico a su amigo y colega Gabriel García Márquez fue el 12 de febrero de 1976, durante la exhibición privada de la película Sobrevivientes de los Andes, en el Palacio de Bellas Artes de México.

Antes de la exhibición, García Márquez, que entonces tenía 49 años, se acercó a su amigo para darle un abrazo, y Vargas Llosa, nueve años más joven, le increpó mientras le soltaba un derechazo seco y contundente: «¡Cómo te atreves a abrazarme después de lo que le hiciste a Patricia en Barcelona!».

El novelista colombiano cayó al suelo con el rostro ensangrentado (el puñetazo, como muestran las fotos recientemente publicadas, se alojó entre el ojo izquierdo y la nariz), sin emitir ni un quejido, ni una palabra en público. Entonces la escritora mexicana Elena Poniatowska fue a buscar un filete y se lo puso en el rostro al colombiano, tratamiento que durante la noche le siguió aplicando Mercedes Barcha a su marido en su casa del barrio de Pedregal. Y el remedio fue un paliativo tan eficaz, que a los dos días García Márquez apareció sonriente en el estudio de su amigo Rodrigo Moya para que le tomara unas fotos que dieran testimonio de la agresión. Treinta y un años después se acaban de publicar en el diario La Jornada, de México.

Fue un final de novela imprevisible en la amistad de dos grandes novelistas de América Latina. Pero nada podía presagiar semejante desenlace cuando se conocieron la noche del 1 de agosto de 1967 en el aeropuerto de Maiquetía de Caracas. Para entonces, hacía tiempo que venían cultivando una amistad epistolar entre México, París y Londres. Se habían leído y sin duda se admiraban.

Vargas Llosa llegaba de Londres para ser coronado con el Premio Rómulo Gallegos por su reciente novela La casa verde, y García Márquez llegaba de México para participar en el XIII Congreso Internacional de LiteraturaIberoamericana. Pero su objetivo primordial era conocer a su amigo y acompañarle en la concesión de dicho premio. Desde el primer momento se hicieron inseparables: conversaron sobre todo lo habido y por haber, participaron juntos en las sesiones del congreso de escritores, hicieron declaraciones juntos y bromearon con los periodistas. Y durante esos primeros 15 días de agosto siguieron estando juntos en Caracas, Mérida y Bogotá. El 15 de este mes se despidieron en la capital de Colombia, pero sólo hasta principios de septiembre, cuando volvieron a encontrarse en Lima, donde participaron en un memorable diálogo en la Universidad de Ingeniería de Lima y García Márquez hizo de padrino en el bautizo del segundo hijo de los Vargas Llosa, a quien pusieron de nombre Gabriel Rodrigo Gonzalo.

García Márquez se instaló en Barcelona a finales de ese año, donde vivió siete años y escribió El otoño del patriarca y los cuentos de La cándida Eréndira. Vargas Llosa continuaba en Londres, donde daba clases en una universidad, hasta que Carmen Balcells le dijo que no perdiera tiempo en la Universidad, que ella se encargaba de asegurarle una mensualidad básica para que se sentara sólo a escribir sus novelas. Entonces Vargas Llosa dejó Londres y se radicó en Barcelona, a una cuadra de la casa de García Márquez, en el barrio Sarriá. Su amistad se estrechó hasta tal punto que compartieron libros, ideas, amigos… Fue entonces cuando el peruano, deslumbrado por la lectura de Cien años de soledad, que aún considera una de las grandes novelas del género, dedicó dos años de estudio a la obra de su colega y amigo. Por su parte, el colombiano no ahorraba elogios cuando se refería a su amigo.

Hay tejida toda una maraña de conjeturas sobre el origen del desencuentro de estos dos grandes púgiles de la novela latinoamericana. Cualquier versión que se dé carece de veracidad definitiva. El mismo Vargas Llosa comentó que la verdad nunca se sabría del todo porque ni él ni García Márquez iban a hablar de eso.

Hay quienes pretenden que los celos profesionales del peruano empezaron a hacer mella en su amistad, pero esto queda desmentido de antemano por su monumental Historia de un deicidio, que sigue siendo el mejor estudio analítico de la obra garciamarquiana.

Otros sostienen que fueron las divergencias ideológicas, que llevaron al peruano a abjurar de la izquierda latinoamericana y del castrismo, lo que empezó a erosionar su relación. Pero aunque pudo haber sido un elemento coadyuvante, no explica por sí solo el cruento puñetazo.

Todo parece indicar que el distanciamiento definitivo se debió a un problema, real o inventado, de faldas y de celos. Pero aquí entramos en un terreno de arenas movedizas, donde no estamos seguros de dar ningún paso en firme.

La leyenda o una de las leyendas dice que, tras dejar Barcelona y regresar a Perú a mediados de 1974, Vargas Llosa conoció y se enamoró locamente de una mujer que iba en el barco en el que él viajaba con su mujer, Patricia Llosa, y sus hijos. Poco después, el peruano dejó a su familia y se fue a Estocolmo a vivir con la azafata sueca el amor más desaforado de su vida, tanto que se olvidó hasta de la literatura.

Mientras, Patricia regresó con sus hijos a Barcelona, y los García Márquez se convirtieron en su pañuelo de lágrimas. En algún momento, mientras departían solos en la cafetería de algún hotel barcelonés, Patricia le pidió un consejo a García Márquez sobre si creía que debía separase de su marido, después de lo que le había hecho.

Según versiones próximas al colombiano, éste le dijo que si creía que debía hacerlo, pues que se lo planteara claramente a su esposo cuando volviera, pero que no se precipitara. Otras versiones próximas al peruano sostienen que esa noche ocurrió lo peor (o lo mejor), lo que Vargas Llosa habría de considerar como la gran traición de su amigo.

Lo cierto es que, cuando el marido fugado volvió a casa y los esposos se reconciliaron después de una pelea monumental, Patricia se sacó la enorme y vengativa solitaria que había estado incubando en su corazón, echándole en cara a su marido que ella, Patricia Llosa, tampoco había perdido el tiempo, pues había estado «con tu gran amigo Gabo».

Vargas Llosa tomó las palabras de su mujer al pie de la letra, según lo dictaba el contexto, y durante más de un año en que no se vio con García Márquez fue alimentando la solitaria del marido celoso, hasta ese día ingrato del 12 de febrero en México.

FUENTE: El Mundo

8 de octubre de 2010

MARIO VARGAS LLOSA HA SIDO GALARDONADO PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2010. UN MEMORABLE ENCUENTRO CON EL ESCRITOR

La fotografía muestra el ocasional pero memorable encuentro de Sylma Huerta García –mi hija mayor-, con el Gran Mario Vargas Llosa y su digna esposa en el Centro de Madrid, 2008, donde hablaron, bajo el sabor de un buen café, de la brillante carrera de escritor, que no sólo engrandece al Perú, sino a toda América Latina y el mundo hispano (1). Su frondosa y magistral producción literaria ha demostrado que los peruanos y latinoamericanos somos capaces de crear para el mundo lo mejor de lo mejor, cuando así nos lo proponemos.  

El popular escritor peruano, de 74 años de edad, fue uno de los protagonistas del auge de las letras latinoamericanas en las décadas de los sesenta y setenta. Es autor de obras como "La ciudad y los perros", “La casa verde”, “Conversación en la Catedral”, “Los jefes”, "La tía Julia y el escribidor" y otros, más recientemente, "La Fiesta del chivo" que le sirvieron, junto a otras obras escritas en los setentas como para ser galardonado ayer, miércoles 6 de Octubre,  por el fallo de la Academia Sueca (2) con el Premio Nobel de Literatura 2010, máxima distinción al talento y la creatividad en este género.

La comunicación del logro le hicieron ayer en momentos que se hallaba en la Universidad de Princeton de Nueva York dictando un curso sobre el laureado escrito Jorge Luis Borges que, irónicamente jamás fue galardonado con esa distinción, no obstante su inconmensurable contribución a la literatura mundial.

I saber que en el año 1990 este popular genio de la literatura perdió las elecciones presidenciales del Perú liderando el fugaz grupo político Libertad, por prometer con franqueza el shock económico para frenar la hiperinflación y frente a su desconocido rival Alberto Fujimori, que exactamente hizo lo contrario, mentir que no aplicaría el shock, pero finalmente lo hizo. Hoy, el primero ha entrado al paraíso de los genios de la literatura universal ungido por el Premio Nobel 2010 y el segundo, fue condenado a las más frías sombras por haber atentado contra la vida de humildes peruanos. A veces, es la suerte ambivalente que le aguarda a los seres humanos, según sus valores cultivados.

Sin duda alguna, el Gran Mario Vargas Llosa es y será para nosotros, los peruanos, el mayor orgullo como compatriota y el mejor referente de vida creativa, sana y humana.

DESDE MACCHU PICCHU CULTURAL, PASION TOTAL, FELICITAMOS AL GRAN ESCRITOR MARIO VARGAS LLOSA POR EL MERECIDO PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2010.

¡VIVA EL PERÚ!

Referencias:
(1)   En Sylma Express

18 de junio de 2010

CÉSAR VALLEJO: BIOGRAFÍA



César Abraham Vallejo Mendoza, poeta, narrador y periodista peruano, es considerado uno de los más grandes innovadores de la poesía del siglo XX. Fue, en opinión del crítico Thomas Merton, "el más grande poeta universal después de Dante", halago que no hace más que confirmar el enorme legado del poeta del "dolor humano", quien revolucionó la forma y el fondo de sentir y escribir poéticamente.

Vallejo nació en Santiago de Chuco, departamento de La Libertad, Perú, un día todavía no definido hasta hoy: el 16 de Marzo u 19 de Mayo de 1892. Fue el último de doce hermanos. Sus padres fueron don Francisco de Paula Vallejo Benites y doña María de los Santos Mendoza y Gurrionero(1).

Aprendió las primeras letras en la Escuela Municipal del lugar y luego en el Centro Escolar 271, donde su maestro Abraham Arias percibió tempranamente su gran talento poético. Continuó la secundaria en el Colegio Nacional de Huamanchuco y viajó a la capital liberteña donde estudió Filosofía y Letras en la prestigiosa Universidad de Trujillo. En esa ciudad se asoció con la llamada “bohemia trujillana”, grupo de intelectuales conformado por Antenor Orrego, José Eulogio Garrido, Alcides Spelucín, Juan Espejo Asturrizaga, entre otros, al que, más tarde, se le conoció como el Grupo Norte.

A fines de 1917 viajó a Lima para seguir estudios de Letras en la Universidad Mayor de San Marcos. En dicha ciudad se vinculó con escritores e intelectuales como Abraham Valdelomar y su grupo Colónida, José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez, Manuel González Prada, José María Eguren y Juan Parra del Riego. En la capital publicó sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), que reúne poesías que si bien en el aspecto formal son todavía de filiación modernista, constituyen a la vez el comienzo de la búsqueda de una diferenciación expresiva. Al morir su madre regresó a Santiago de Chuco y en 1920 es perseguido y encarcelado por sus ideas políticas. Posteriormente publica Trilce (1922), obra que significa ya la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial.

En 1923 dio a la prensa su primera obra narrativa: Escalas melografiadas, colección de estampas y relatos, algunos ya vanguardistas. Ese mismo año viajó a Europa para nunca más volver al Perú, y se instaló en París, Francia, donde llevó una vida difícil llena de necesidades materiales.

con algunas breves estancias en Madrid y en otras ciudades europeas en las que estuvo de paso. Vivió del periodismo complementado con trabajos de traducción y docencia. En esta última etapa de su vida no publicó libros de poesía, aunque escribió una serie de poemas que serían publicados póstumamente. Publicó en cambio, libros en prosa: la novela proletaria o indigenista El tungsteno (Madrid, 1931) y el libro de Crónicas en Rusia en 1931.

Los poemas póstumos de Vallejo fueron agrupados en dos poemarios: Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, publicados en 1939 gracias al empeño de su viuda, Georgette Philippart, con quien se casó en 1929. La poesía reunida en dichos libros es de corte social, con esporádicas tomas de posición ideológicas de corte humano. Para muchos críticos, los “poemas humanos” constituyen lo mejor de su producción poética, que lo que se ha hecho merecedor del calificativo de “poeta universal”.

A inicios de 1938 se encuentra trabajando en París como profesor de Lengua y Literatura, pero en marzo sufre de agotamiento físico. El día 24 de marzo es internado por una enfermedad desconocida (después se supo que fue la reactivación de un antiguo paludismo que sufrió de niño) y entra en crisis el 7 y el 8 de abril. Fallece el 15 de abril de 1938, un viernes santo con llovizna en París. Su discurso fúnebre estuvo a cargo del poeta francés Louis Aragon. El 19 de abril sus restos se trasladaron a la Mansión de la Cultura, y más tarde al cementerio de Montrouge (2).

El 3 de abril de 1970, Georgette Vallejo, cumple uno de los sueños más caros del poeta y traslada sus restos al cementerio de Montparnasse, escribiendo en su epitafio: “He nevado tanto, para que duermas”.

A continuación uno de sus más famosos poemas (3):


LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre...pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!


Referencias:
(1) http://www.scribd.com/doc/13528052/Cesar-Vallejo-Biografia-y-Obra-Literaria
(2) http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A9sar_Vallejo
(3) http://www.adonde.com/historia/1938_vallejo.htm

26 de noviembre de 2009

LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS A FINALES DEL SIGLO XX


Época: Mundo fin XX
Inicio: Año 1973
Fin: Año 2000
Antecedentes
El mundo de finales del siglo XX


Siguientes:


Del átomo a la estructura de la vida


Genética y teoría de la evolución


De la energía atómica al microchip


Del microcosmos al macrocosmos


El mundo interrelacionado: Internet


Producir sin trabajo: la robótica


Si bien la Teoría de la Relatividad de Einstein eliminó algunos de los presupuestos epistemológicos básicos de la física clásica, como el espacio y el tiempo absolutos, sobre los que se asentaba la representación moderna del Universo, no puso en cuestión la representación determinista de la Naturaleza, característica de la época Moderna. Dicha representación se asentaba en la validez universal del principio de causalidad clásico, cuyas premisas no quedaban afectadas por la revolución relativista. Lo que salvaguardaba la vigencia del criterio de realidad dominante en la física moderna, mediante el cual era posible aprehender la naturaleza de los procesos físicos sin interferencias del observador, postulado básico de la teoría del conocimiento desarrollada en la época Moderna.Sin embargo, este pilar fundamental del Saber moderno pronto se vería afectado por una profunda crisis, como consecuencia del desarrollo de la Mecánica Cuántica. El inicio de esta fractura epistemológica se sitúa en la introducción del "cuanto de acción" por Max Planck en 1900, resultado de su investigación sobre el problema de la radiación del "cuerpo negro". Con ello introdujo el "cuanto de energía" como una realidad física, al subdividir el continuo de energía en elementos de tamaño finito, asignándoles un valor constante y proporcional a su frecuencia. Un paso que rompía radicalmente con la física del siglo XIX, al introducir la discontinuidad en la emisión y absorción de energía, hecho del que no se percató el propio Planck cuando estableció su teoría de la radiación del cuerpo negro, y que tardaría en reconocer cerca de diez años por la repugnancia epistemológica que ello le producía.La fórmula de Planck por la que se establecía una igualdad entre la energía concebida como discontinua y la energía considerada continua, en función del carácter ondulatorio de la frecuencia, resultaba completamente extraña para los físicos de la época. Sólo Einstein comprendería el problema en toda su magnitud, al postular en 1905 la existencia de partículas de luz -fotones-, y con ello establecer el carácter corpuscular y ondulatorio de la luz. Una posición que gozó de la animadversión del resto de los físicos, entre ellos el propio Planck, que atrapados por la teoría ondulatoria de la luz, dominante desde la segunda mitad del siglo XIX, no podían concebir un comportamiento a primera vista tan contrario a los postulados de la física. Tan sólo en 1922, con la introducción del efecto Compton y el desarrollo de la Mecánica Cuántica a partir de 1926-1927, la solución propuesta por Einstein se abrió camino.Fue Ehrenfest el primero en señalar que la teoría de Planck constituía una ruptura con la teoría clásica, al limitar la energía de cada modo de vibración a múltiplos enteros del elemento de energía establecido por la realidad física del cuanto de acción, señalando que la cuestión fundamental de la teoría de Planck radicaba en el tratamiento probabilístico del campo. A conclusiones similares, pero por caminos distintos, llegó Einstein en las mismas fechas, al defender que durante la absorción y la emisión la energía de un resonador cambia discontinuamente en un múltiplo entero.La teoría de Einstein sobre los calores específicos planteaba la imposibilidad de reducir la discontinuidad a la interacción entre materia y radiación, ni siquiera era posible reducirla a una teoría de los electrones mejorada. La teoría de Einstein era una teoría mecánico-estadística, independiente de consideraciones electromagnéticas, que exigía cuantizar la energía no sólo de los iones sino también de los átomos neutros. La aplicación de la mecánica clásica a cualquier proceso atómico era puesta en cuestión y con ella la totalidad de la teoría cinética. La discontinuidad aparecía así como un fenómeno de una gran generalidad y de profundas consecuencias físicas, que planteaba la reformulación sobre bases nuevas de la teoría cinética de la materia.El siguiente gran paso no se produjo hasta 1913, cuando Niels Bohr aplicó la distribución cuántica de la energía para explicar el comportamiento de los electrones en el seno de la estructura atómica. Bohr resolvió así las dificultades del modelo atómico de Rutherford, al explicar por qué el átomo no emite radiación de forma continua y los electrones no se precipitan sobre el núcleo permaneciendo en órbitas estacionarias. Sin embargo, el modelo atómico de Bohr no estaba exento de dificultades teóricas, debidas a la introducción del cuanto de acción para explicar las transiciones energéticas del electrón. Ello implicaba que las transiciones entre los diferentes estados energéticos del átomo se producían mediante saltos cuánticos, algo que resultaba absolutamente incompatible con la teoría clásica que postulaba transiciones continuas de un estado de energía a otro. La dificultad se veía agravada por el recurso en la misma teoría a los principios de la mecánica y el electromagnetismo clásicos, para definir la carga y la masa del electrón y del núcleo. La utilización dentro del mismo modelo atómico de dos teorías, la clásica y la cuántica, incompatibles entre sí, generaba enormes problemas teóricos, que no fueron resueltos hasta la aparición de la Mecánica Cuántica en 1926-1927.Los experimentos de Frank y Hertz de 1914 demostraron que la cuantización de los niveles de energía de los átomos constituía una propiedad de la materia muy general, incompatible con la teoría corpuscular clásica de la materia, pues para esta última la energía en un sistema de corpúsculos clásicos es una magnitud continua.La publicación de un artículo de Heisenberg en 1925 representó un salto cualitativo en la resolución de los problemas que aquejaban a la teoría cuántica del átomo de Bohr, al proponer la necesidad de abandonar el concepto clásico de órbita electrónica e introducir un nuevo formalismo matemático, que sería desarrollado inmediatamente por Max Born y Pascual Jordan, consistente en la aplicación de la matemática de matrices. Nacía así la mecánica matricial, sobre la que se fundaría la Mecánica Cuántica. Paralelamente, Dirac llegó a resultados similares en Cambridge.Por las mismas fechas, 1924-1926, se desarrolló la Mecánica Ondulatoria por De Broglie y Schrödinger. De Broglie generalizó la dualidad onda-corpúsculo de la luz, establecida por Einstein en 1905 para el caso del electrón, señalando que esta dualidad se encontraba íntimamente asociada a la existencia misma del cuanto de acción. Se trataba, en definitiva, de asociar al movimiento de todo corpúsculo la propagación de una onda, ligando las magnitudes características de la onda a las magnitudes dinámicas del corpúsculo, mediante relaciones en las que intervenía la constante de Planck.Esta nueva mecánica ondulatoria fue desarrollada por Schrödinger en los primeros meses de 1926. En ella señaló que los estados estacionarios de los sistemas atómicos podían representarse por las soluciones propias de una ecuación de ondas, cuyo formalismo matemático encontraba fundamento en la solución de Hamilton respecto de la analogía formal existente entre los sistemas mecánicos y ópticos.La situación no podía dejar de ser más confusa. Por una parte, el desarrollo de la nueva mecánica matricial ofrecía una teoría que resolvía matemáticamente los problemas que habían aquejado a la primera teoría cuántica, sobre la base de la consideración corpuscular del electrón, obviando su posible comportamiento ondulatorio. Por otra parte, la mecánica ondulatoria de Schrödinger se basaba en el comportamiento ondulatorio del electrón y obviaba el posible carácter corpuscular del electrón. Dos teorías que en principio parecían radicalmente contradictorias, sin embargo, alcanzaban resultados similares.La situación se complicó aún más por la interpretación clásica que Schrödinger hizo de la ecuación de ondas, que perseguía eliminar los saltos cuánticos y la discontinuidad de los procesos atómicos, sobre la base de interpretar la función de ondas de su ecuación desde la perspectiva de la teoría clásica de la radiación electromagnética. En otras palabras, interpretó la teoría cuántica como una simple teoría clásica de ondas, en la que era negada categóricamente la existencia de niveles discretos de energía. La interpretación clásica de Schrödinger encontró una gran audiencia entre los físicos, pues eliminaba el contrasentido de los saltos cuánticos que amenazaba a todo el edificio de la física clásica. Dicha interpretación fue contestada por Niels Bohr, Werner Heisenberg y Max Born.Fue Max Born quien resolvió la polémica y clarificó la situación, mediante su interpretación estadística de la ecuación de ondas de Schrödinger, al poner de manifiesto el carácter equivalente de la mecánica matricial y la mecánica ondulatoria; debido a que la ecuación de ondas, por su carácter complejo, exigía una interpretación probabilística de la localización en el espacio de la partícula asociada. Born sostenía que en los procesos individuales no es posible determinar con exactitud el estado de la partícula, sino que sólo puede establecerse la probabilidad del estado de la partícula, como consecuencia de la existencia del cuanto de acción. De esta manera, la función de la ecuación de ondas debía ser interpretada como la probabilidad de encontrar al electrón en el espacio de configuración determinado por el cuadrado de la función de ondas, no siendo posible una determinación exacta de la posición del electrón. En otras palabras, Born demostró que la ecuación de ondas de Schrödinger sólo podía ser interpretada de una forma probabilística.La interpretación probabilista de la mecánica cuántica realizada por Max Born, completada por la teoría de la transformación de Dirac y Jordan, constituyó un avance sustancial en la comprensión del significado de la nueva mecánica cuántica, al establecer el carácter físico de la probabilidad cuántica, hecho que constituía una profunda fractura con los fundamentos epistemológicos de la física clásica, por cuanto establece que tanto la localización espacial del electrón como los estados estacionarios del átomo sólo pueden ser determinados probabilísticamente.La aparición en 1927 del artículo de Heisenberg en el que introducía las "relaciones de incertidumbre" como un principio físico fundamental, al postular que no es posible conocer simultáneamente la posición y el impulso de una partícula, no hizo sino profundizar dicha fractura epistemológica, al romper radicalmente con la antigua pretensión de la Física Moderna de alcanzar, mediante el conocimiento completo de todos los fenómenos físicos del Universo en un instante dado, la determinación absoluta hacia el pasado y hacia el futuro del Universo, en función de la validez universal del principio de causalidad estricto, origen y fundamento de la representación determinista de la Modernidad. El artículo de Heisenberg apuntaba directamente al corazón de la vieja gran aspiración de la Física Moderna, al sostener la imposibilidad física del conocer simultáneamente con exactitud determinista la posición y el impulso de cualquier clase de partícula elemental. Según las relaciones de incertidumbre, el producto de las incertidumbres de la localización y de la cantidad de movimiento no puede ser más pequeño que el cuanto de acción de Planck, constituyendo éste un límite físico infranqueable.Para poder apreciar el papel que desempeñó el principio de incertidumbre en la renuncia del principio de causalidad estricto, conviene recordar que en la mecánica clásica son justamente los valores iniciales y los ritmos iniciales de cambio de todas las variables mecánicas -que definen el estado de un sistema dado- los que determinan los movimientos futuros del sistema en cuestión. Sin embargo, de acuerdo con el principio de incertidumbre, existe una limitación fundamental, derivada de las mismas leyes de la naturaleza en el nivel cuántico, consecuencia de la existencia del cuanto de acción, que hace imposible la predicción determinista del comportamiento de los procesos físicos cuánticos, debido a su naturaleza esencialmente probabilística.La ruptura epistemológica con la física clásica se torna evidente si consideramos que ésta asocia a los sistemas físicos, cuya evolución desea describir, un cierto número de magnitudes o de variables dinámicas. Estas variables dinámicas poseen todas ellas, en cada instante, un valor determinado, a través de los cuales queda definido el estado dinámico del sistema en ese instante. Por otra parte, se admite, en la física clásica, que la evolución del sistema físico a lo largo del tiempo está totalmente determinada cuando se conoce su estado en un momento inicial dado.El "principio de incertidumbre" se constituye en un principio físico fundamental que rige para el conjunto de los fenómenos, y que no es posible soslayar en los niveles de magnitudes en los que el cuanto de acción no es despreciable. El principio de incertidumbre se extiende, como principio físico fundamental, al conjunto de las relaciones físicas de las magnitudes cuánticas, y no sólo a las relaciones de incertidumbre de posición e impulso. Las consecuencias epistemológicas de las relaciones de incertidumbre alcanzaban de lleno al centro mismo de lo que había sido la Física desde los tiempos de Newton; es decir, cuestionan la capacidad de la Física para establecer leyes de la Naturaleza que determinen con absoluta precisión su funcionamiento como si de un mecanismo de relojería se tratara.Ello provocó una fuerte polémica entre los defensores y detractores de la mecánica cuántica, centrada en el alcance de las consecuencias epistemológicas y la interpretación que debía realizarse de la nueva teoría cuántica. Polémica cuyos rescoldos todavía no se han apagado en la actualidad, si consideramos las posturas mantenidas por el neodeterminista Bunge o el realista clásico Popper, por citar sólo dos casos. La fractura era tan radical que tanto Planck como Einstein se negaron hasta su muerte a aceptar los resultados de la mecánica cuántica, al considerar que significaba el fin de la física como teoría comprensiva de la Naturaleza. En el caso de Einstein, éste mantuvo una prolongada y famosa polémica con Niels Bohr iniciada en la V Conferencia Solvay, celebrada en Bruselas en octubre de 1927, y continuada hasta su fallecimiento en 1955. De dicha polémica Einstein salió derrotado pero no vencido, y aunque terminó aceptando a su pesar la validez del formalismo de la mecánica cuántica, no cejó en su intento de demostrar que la interpretación de dicho formalismo no era correcta.Einstein, en una carta dirigida a Max Born en 1926, explicitaba su repugnancia a las consecuencias de la mecánica cuántica: "la mecánica cuántica es algo muy serio. Pero una voz interior me dice que de todos modos no es ese el camino. La teoría dice mucho, pero en realidad no nos acerca gran cosa al secreto del Viejo. En todo caso estoy convencido de que El no juega a los dados". En 1957 De Broglie expresaba con claridad la validez de las consecuencias que Einstein rechazaba: "Mientras que en la física clásica era posible describir el curso de los sucesos naturales como una evolución conforme a la causalidad, dentro del marco del espacio y del tiempo (o espacio-tiempo relativista), presentando así modelos claros y precisos a la imaginación del físico, en cambio, en la actualidad la física cuántica impide cualquier representación de este tipo y, en rigor, la hace completamente imposible. Sólo permite teorías basadas en fórmulas puramente abstractas, desvirtuando la idea de una evolución causal de los fenómenos atómicos y corpusculares; únicamente suministra leyes de probabilidad considerando que estas leyes de probabilidad son de carácter primario y constituyen la esencia de la realidad cognoscible; y no permiten que sean explicadas como consecuencia de una evolución causal que se produjera a un nivel aún más profundo del mundo físico".La relatividad general y la mecánica cuántica son las dos grandes teorías sobre las que se basa la actual representación del Universo. Un universo dinámico y en expansión, que encuentra sus orígenes en el big-bang. Las observaciones astronómicas realizadas hasta la fecha han confirmado las previsiones teóricas de la cosmología contemporánea. Pero, además, la relatividad general y la mecánica cuántica no sólo han destruido los fundamentos sobre los cuales descansaban los pilares básicos de la racionalidad occidental en la época moderna y nos permiten explicar la estructura del Universo, sino que también se han constituido en el núcleo central de los desarrollos de la ciencia del siglo XX. La formulación de la ecuación de Einstein por la que la energía y la materia están directamente ligadas (E = mc2) fue el fundamento teórico para el desarrollo de la física nuclear, que ha dado lugar a las bombas atómicas, pero también a las centrales nucleares o la medicina nuclear.


Referencia:
Tomado de Arte Historia. En http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/3641.htm
http://jonkepa.files.wordpress.com/2009/04/profesor_hawking_despacho_centro_matematica_aplicada_cambridge.jpg

26 de diciembre de 2008

FELIZ NAVIDAD Y VENTUROSO AÑO 2009!!


Es el deseo más profundo y sincero para todos y cada uno de los lectores y usuarios de la BIBLITECA DIGITAL MACHUPICCU en el Perú y el mundo.

Que los apremios de la crisis mundial recesiva de este año que ya se va, sean pasajeros y que renazca en el 2009 la esperanza, para brillar en el horizonte como El ALPAMAYO, la Montaña más Bella del Mundo, según lo declarado oficialmente por la propia UNESCO en 1966 (aprecie la fotografía adjunta).

De surgir nuevas ideas viables ante la crisis, es probable que en el 2009 volvamos a ver la luz al final del túnel.

Desde el Callejón de Huaylas, el Jardín de los Dioses, reciban un efusivo saludo y un cálido abrazo, así como el firme compromiso de seguir sirviendoles con lo más actualizado e importante de los avances de la ciencia y cultura en el Perú y el Mundo.

Mil gracias por visitar esta página y hacerla suya.

1 de noviembre de 2008

HORMIGAS ROBÓTICAS PODRÍAN HACER EDIFICACIONES EN MARTE



El novedoso proyecto europeo I-SWARM está desarrollando un enjambre de diminutos robots autónomos preparados para comunicarse entre sí mediante infrarrojos y trabajar en equipo. Se trataría de un frente que podría encargarse de construir en Marte las primeras edificaciones para el ser humano (1).


Más aún, estas pequeñas hormigas robóticas no sólo construirían los edificios, sino que después desempeñarían funciones diversas como reparar maquinarias, administrar medicamentos en el cuerpo humano o eliminar la polución.

“Estos pequeños robots trabajarían juntos y explorarían el planeta. Sabemos que hay agua y polvo; lo suficiente para empezar a construir estructuras, como casas para científicos”, comenta Marc Szymanski, de la Universidad de Karlsruhe, en Alemania.

De momento, se han creado 100 robots a escala de un centímetro y se han hecho importantes avances para construir enjambres de robots del tamaño de una hormiga, y que a su vez, sean capaces de reconfigurarse solos y ensamblarse autónomamente formando un robot más grande.

Las pruebas hechas hasta el momento han demostrado que los robots son capaces de interactuar, aunque el gran reto ahora es conseguir producirlos en masa. En cualquier caso, los investigadores confían lograrlo pronto, ya que construir robots tan pequeños es casi como fabricar chips de ordenador, cuya fabricación es relativamente barata

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(1) Novedades científicas (Octubre 31, 2008) http://www.novaciencia.com/

VÍDEO: LA INVASIÓN DEL PERÚ, CAUSAS Y CONSECUENCIAS